En el nº 121 de la revista Alfredo Embid, coordinador de la Asociación de Medicinas Complementarias, explicó claramente que “la soja, incluso aunque no sea transgénica, produce numerosas patologías; están documentadas en la literatura científica desde hace años”. Y añadiría: “La industria de la soja no puede excusarse ya que sabe que es patógena desde hace decenas de años. Sabe por ejemplo que la soja contiene agentes bociógenos desde hace más de 60 años”.En ese artículo se aportaron numerosas referencias científicas y se desmontaron los mitos difundidos por la industria durante años. “Los chinos no comen productos de soja no fermentados como sí hacen en el caso de otras legumbres como las lentejas – asegura por su parte Sally Fullon,presidenta de la Fundación Weston A.Price, conocida institución que publica estudios e informes sobre nutrición y salud humana- porque contienen grandes cantidades de toxinas naturales o antinutrientes que son potentes inhibidores de la tripsina y otras enzimas necesarias para la digestión de las proteínas. Tales inhibidores son proteínas grandes y compactas que no se desactivan al cocinarlas y pueden producir graves desórdenes gástricos, digestión incompleta de las proteínas e insuficiencia crónica en la absorción de aminoácidos. En animales de laboratorio dietas altas en inhibidores de tripsina causan agrandamiento del páncreas y otras condiciones patológicas, cáncer incluido”.
En suma, en ese texto explicamos que son cada vez más los expertos que afirman que los productos fermentados de soja -el miso, el tempeh, la salsa de soja y el natto- se pueden ingerir pero con mucha moderación porque si no también son dañinos pero no es en modo alguno aconsejable tomar los que contienen ese alimento sin fermentar, leche de soja incluida.
Ahora bien, ¿yla lecitina de soja? ¿Es también desaconsejable su consumo como muchos lectores nos han preguntado? La respuesta es negativa. Su consumo sí parece ser beneficioso.
En suma, en ese texto explicamos que son cada vez más los expertos que afirman que los productos fermentados de soja -el miso, el tempeh, la salsa de soja y el natto- se pueden ingerir pero con mucha moderación porque si no también son dañinos pero no es en modo alguno aconsejable tomar los que contienen ese alimento sin fermentar, leche de soja incluida.
Ahora bien, ¿yla lecitina de soja? ¿Es también desaconsejable su consumo como muchos lectores nos han preguntado? La respuesta es negativa. Su consumo sí parece ser beneficioso.
LAS LECITINAS
La palabra lecitina procede del griego lekigos que significa yema de huevo debido a que su descubridor,Maurice Gobley,la aisló en ella por primera vez en 1850. Llamada técnicamente fosfatidilcolina o polienilfosfatidilcolina se trata de un fosfolípido, es decir, un tipo de lípido anfipatico compuesto por una molécula de glicerol a la que se unen dos ácidos grasos (1,2-diacilglicerol) y un grupo fosfato. Y constituye el 75% de la grasa presente en las membranas celulares siendo importante su presencia en la bilis.
Obviamente juega pues un papel importante en el metabolismo de la grasas, aporta elasticidad, protege de los radicales libres y facilita la nutrición celular siendo esencial para la estructura de los tejidos nerviosos y para el correcto funcionamiento de las glándulas y del cerebro.
La lecitina puede ingerirse directamente con la alimentación pero cuando ello no sucede se encarga de fabricarla el hígado a partir de los huevos –muy ricos de hecho en esa sustancia-, los aceites no refinados y prensados en frío, los frutos secos–especialmente las nueces de Brasil-, los cereales integrales o el germen de trigo, entre otros alimentos. Aunque en el mundo vegetal la mayor cantidad de lecitina se encuentra en las semillas, especialmente las de soja y a continuación las de lino, girasol, sésamo o diente de león. Hablamos pues de una sustancia natural que formaparte integral de nuestras membranas celulares y de la bilis por lo que es fácilmente metabolizada y por consiguiente no es tóxica.
De hecho hoy día la lecitina es por eso ampliamente usada en la industria alimenticia como emulsionante -es decir como sustancia capaz de mezclar otras dos (por ejemplo aceite y agua que por sí solas no podrían mezclarse) y de ahí que estén presentes en productos como el chocolate, los helados, los pasteles, los caramelos, etc.- y como estabilizante.
De ahí que esté aprobada por la Food and Drug Administration (FDA) para el consumo humano con el calificativo de producto seguro y reconocida como aditivo alimentario por la Unión Europea con el número E-322. En cualquier caso en este artículo nosotros nos vamos a referir específicamente a su consumo como suplemento alimenticio de la dieta. Porque la fuente más utilizada para la comercialización de productos de lecitina es en efecto la semilla de soja.
Obviamente juega pues un papel importante en el metabolismo de la grasas, aporta elasticidad, protege de los radicales libres y facilita la nutrición celular siendo esencial para la estructura de los tejidos nerviosos y para el correcto funcionamiento de las glándulas y del cerebro.
La lecitina puede ingerirse directamente con la alimentación pero cuando ello no sucede se encarga de fabricarla el hígado a partir de los huevos –muy ricos de hecho en esa sustancia-, los aceites no refinados y prensados en frío, los frutos secos–especialmente las nueces de Brasil-, los cereales integrales o el germen de trigo, entre otros alimentos. Aunque en el mundo vegetal la mayor cantidad de lecitina se encuentra en las semillas, especialmente las de soja y a continuación las de lino, girasol, sésamo o diente de león. Hablamos pues de una sustancia natural que formaparte integral de nuestras membranas celulares y de la bilis por lo que es fácilmente metabolizada y por consiguiente no es tóxica.
De hecho hoy día la lecitina es por eso ampliamente usada en la industria alimenticia como emulsionante -es decir como sustancia capaz de mezclar otras dos (por ejemplo aceite y agua que por sí solas no podrían mezclarse) y de ahí que estén presentes en productos como el chocolate, los helados, los pasteles, los caramelos, etc.- y como estabilizante.
De ahí que esté aprobada por la Food and Drug Administration (FDA) para el consumo humano con el calificativo de producto seguro y reconocida como aditivo alimentario por la Unión Europea con el número E-322. En cualquier caso en este artículo nosotros nos vamos a referir específicamente a su consumo como suplemento alimenticio de la dieta. Porque la fuente más utilizada para la comercialización de productos de lecitina es en efecto la semilla de soja.
LA LECITINA DE SOJA
Como antes decíamos la lecitina puede extraerse de los granos de soja extrayéndola de forma mecánica o química (usando hexano). Y hoy se sabe que, además de lo ya dicho, aporta al organismo fósforo, vitamina E, inositol y colina (vitamina ésta que el cuerpo utiliza para producir acetilcolina, importante neurotransmisor cerebral).
Asimismo ayuda a proteger los órganos y las arterias de la acumulación de grasa, mejora el funcionamiento del cerebro y facilita la absorción de algunas vitaminas del complejo B y de la vitamina A.
Cabe explicar que los fosfolípidos tienen por un lado un fosfato de un compuesto nitrogenado (colina o etalonamina) que mezcla bien con agua, y, por otro, ácidos grasos que la repelen. Y es precisamente esa estructura la que permite a la lecitina, muy rica en fosfolípidos, mezclar las grasas del organismo con agua lo que facilita que se mantengan en suspensión sin depositarse en las paredes de las arterias contribuyendo con ello a su expulsión. Tal es la razón de que se considere muy beneficiosa para reducir los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre.
Y lo cierto es que hay diversos estudios que así lo ratifican. Como el efectuado por Brook y otros en 1986 titulado Dietary Soya lecithin decreases plasma triglyceride levels and inhibit collagen –and ADP- induced platelet agregation– donde puede leerse: “Las concentraciones elevadas de grasa en el plasma y un incremento de la activación de las plaquetas son factores de riesgo en el desarrollo de arterosclerosis . A nueve pacientes con hiperlipoproteinemia tipo II y nueve pacientes con hiperlipoproteinemia tipo IV se les dio 12 gramos al día de lecitina de soja durante 3 meses y los niveles en plasma de colesterol y triglicéridos se redujeron un 15 y un 23% respectivamente mientras el colesterol HDL aumentó un 16% en los pacientes hipercolesterolémicos. La función plaquetaria se mantuvo sin cambios. En los pacientes con hipertrigliceridemia el colesterol total se redujo un 18%, los triglicéridos un 36% y el colesterol HDL aumentó un 14%. Hubo una reducción del 27% en la agregación plaquetaria (P <0,01). Otros diecisiete pacientes con hipertrigliceridemia recibieron dosis crecientes de lecitina de soja (6, 12, y 18 g / día) y el efecto reductor de lipoproteínas se logró con una dosis diaria de 12 gramos de lecitina de soja al día. (…)” Por lo cual la conclusión fue: “Complementar la dieta con lecitina de soja puede ser útil en el tratamiento de pacientes con hipertrigliceridemia”.
En pocas palabras, todo indica que el consumo de lecitina beneficia la salud cardiovascular al evitar la formación de placas y, por tanto, previene posibles accidentes cardiovasculares.
Su capacidad para emulsionar las grasas la hace también apropiada para su uso en regímenes de adelgazamiento. Además facilita la digestión al acelerar y mejorar la absorción intestinal.
Asimismo ayuda a proteger los órganos y las arterias de la acumulación de grasa, mejora el funcionamiento del cerebro y facilita la absorción de algunas vitaminas del complejo B y de la vitamina A.
Cabe explicar que los fosfolípidos tienen por un lado un fosfato de un compuesto nitrogenado (colina o etalonamina) que mezcla bien con agua, y, por otro, ácidos grasos que la repelen. Y es precisamente esa estructura la que permite a la lecitina, muy rica en fosfolípidos, mezclar las grasas del organismo con agua lo que facilita que se mantengan en suspensión sin depositarse en las paredes de las arterias contribuyendo con ello a su expulsión. Tal es la razón de que se considere muy beneficiosa para reducir los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre.
Y lo cierto es que hay diversos estudios que así lo ratifican. Como el efectuado por Brook y otros en 1986 titulado Dietary Soya lecithin decreases plasma triglyceride levels and inhibit collagen –and ADP- induced platelet agregation– donde puede leerse: “Las concentraciones elevadas de grasa en el plasma y un incremento de la activación de las plaquetas son factores de riesgo en el desarrollo de arterosclerosis . A nueve pacientes con hiperlipoproteinemia tipo II y nueve pacientes con hiperlipoproteinemia tipo IV se les dio 12 gramos al día de lecitina de soja durante 3 meses y los niveles en plasma de colesterol y triglicéridos se redujeron un 15 y un 23% respectivamente mientras el colesterol HDL aumentó un 16% en los pacientes hipercolesterolémicos. La función plaquetaria se mantuvo sin cambios. En los pacientes con hipertrigliceridemia el colesterol total se redujo un 18%, los triglicéridos un 36% y el colesterol HDL aumentó un 14%. Hubo una reducción del 27% en la agregación plaquetaria (P <0,01). Otros diecisiete pacientes con hipertrigliceridemia recibieron dosis crecientes de lecitina de soja (6, 12, y 18 g / día) y el efecto reductor de lipoproteínas se logró con una dosis diaria de 12 gramos de lecitina de soja al día. (…)” Por lo cual la conclusión fue: “Complementar la dieta con lecitina de soja puede ser útil en el tratamiento de pacientes con hipertrigliceridemia”.
En pocas palabras, todo indica que el consumo de lecitina beneficia la salud cardiovascular al evitar la formación de placas y, por tanto, previene posibles accidentes cardiovasculares.
Su capacidad para emulsionar las grasas la hace también apropiada para su uso en regímenes de adelgazamiento. Además facilita la digestión al acelerar y mejorar la absorción intestinal.
LECITINA Y COLINA
El cerebro es otro de los grandes beneficiados pues la lecitina se transforma una vez ingerida en colina, vitamina del grupo B básica para la formación de acetilcolina, principal neurotransmisor cerebral en la transmisión de impulsos nerviosos. La acetilcolina, por ejemplo, se encuentra en cantidades muy bajas en los enfermos de alzheimer. Y su déficit se ha asociado también a problemas emocionales.
La lecitina o fosfatidilcolina proporciona además fósforo orgánico directamente asimilable por lo que es aconsejable su ingesta para quienes padecen estrés, falta de memoria y agotamiento físico y mental. En pruebas realizadas con estudiantes –Clinical Neuropharmacology 1993; 16: 540– se constató que una ingesta de 25 gramos de fosfatidilcolina mejoraba la memoria explícita apenas 90 minutos después de la toma siendo mayor el impacto entre los estudiantes menos aventajados. “El tratamiento principal, una dosis única de fosfatidilcolina –explicaron en su informe los autores-, ha demostrado mejorar la memoria explícita en sujetos humanos normales. Con 25 gramos -que producen 3,75 gramos de colina- se observó una mejora significativa en la memoria explícita -medida mediante tareas de aprendizaje en serie- a los 90 minutos de la ingesta tras una ligera mejoría a los 60 minutos. (…) Dada la identificación de la sustancia natural que mejora la memoria explícita de dichos subgrupos de lento aprendizaje -ancianos o pacientes con trastornos neurológicos con pérdida de memoria- y que tiene beneficios obvios se justifica una mayor investigación clínica”.
Cabe agregar que el hecho de que la leche materna tenga una concentración 100 veces superior de colina a la de la propia sangre de la madre sugiere el papel fundamental que esta vitamina tiene en el desarrollo del cerebro infantil.
Estudios recientes están demostrando además que otro de los fosfolípidos de la lecitina, la fosfatidilserina, mejora en cierta medida la memoria y la capacidad cognitiva.
El consumo de lecitina es asimismo interesante en caso de problemas hepáticos pues al facilitar la metabolización de las grasas impide que éstas se depositen en el hígado dando lugar a una esteanosis o hígado graso.De hecho diferentes trabajos -tanto con animales como con humanos- han puesto ya de manifiesto que las dietas con deficiencia de colina o lecitina pueden conducir a cirrosis o a otras disfunciones hepáticas. Se ha comprobado además que bajos niveles de fosfatidilcolina pueden producir piedras en la vesícula. Al mismo tiempo, al contribuir al traslado de lípidos desde el hígado hasta el interior de las células la lecitina está facilitando un proceso metabólico en el que también son expulsadas buena cantidad de toxinas del hígado. Por eso la lecitina de soja está considerada hepatoprotectora.
A todo lo dicho debe añadirse que el inositol –la otra vitamina del grupo B presente en la lecitina- contribuye a la renovación de la piel y a la protección del cabello.
Finalmente cabe señalar que la vitamina E presente en la lecitina de soja actúa como antioxidante protector de las células del organismo.
La lecitina o fosfatidilcolina proporciona además fósforo orgánico directamente asimilable por lo que es aconsejable su ingesta para quienes padecen estrés, falta de memoria y agotamiento físico y mental. En pruebas realizadas con estudiantes –Clinical Neuropharmacology 1993; 16: 540– se constató que una ingesta de 25 gramos de fosfatidilcolina mejoraba la memoria explícita apenas 90 minutos después de la toma siendo mayor el impacto entre los estudiantes menos aventajados. “El tratamiento principal, una dosis única de fosfatidilcolina –explicaron en su informe los autores-, ha demostrado mejorar la memoria explícita en sujetos humanos normales. Con 25 gramos -que producen 3,75 gramos de colina- se observó una mejora significativa en la memoria explícita -medida mediante tareas de aprendizaje en serie- a los 90 minutos de la ingesta tras una ligera mejoría a los 60 minutos. (…) Dada la identificación de la sustancia natural que mejora la memoria explícita de dichos subgrupos de lento aprendizaje -ancianos o pacientes con trastornos neurológicos con pérdida de memoria- y que tiene beneficios obvios se justifica una mayor investigación clínica”.
Cabe agregar que el hecho de que la leche materna tenga una concentración 100 veces superior de colina a la de la propia sangre de la madre sugiere el papel fundamental que esta vitamina tiene en el desarrollo del cerebro infantil.
Estudios recientes están demostrando además que otro de los fosfolípidos de la lecitina, la fosfatidilserina, mejora en cierta medida la memoria y la capacidad cognitiva.
El consumo de lecitina es asimismo interesante en caso de problemas hepáticos pues al facilitar la metabolización de las grasas impide que éstas se depositen en el hígado dando lugar a una esteanosis o hígado graso.De hecho diferentes trabajos -tanto con animales como con humanos- han puesto ya de manifiesto que las dietas con deficiencia de colina o lecitina pueden conducir a cirrosis o a otras disfunciones hepáticas. Se ha comprobado además que bajos niveles de fosfatidilcolina pueden producir piedras en la vesícula. Al mismo tiempo, al contribuir al traslado de lípidos desde el hígado hasta el interior de las células la lecitina está facilitando un proceso metabólico en el que también son expulsadas buena cantidad de toxinas del hígado. Por eso la lecitina de soja está considerada hepatoprotectora.
A todo lo dicho debe añadirse que el inositol –la otra vitamina del grupo B presente en la lecitina- contribuye a la renovación de la piel y a la protección del cabello.
Finalmente cabe señalar que la vitamina E presente en la lecitina de soja actúa como antioxidante protector de las células del organismo.
Helena Santos
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