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viernes, 25 de julio de 2014

Yogurt

El origen del yogurt se sitúa en Turquía aunque también hay quien lo ubica en los Balcanes, Bulgaria o Asia Central. Su nombre tiene el origen en un término búlgaro: “jaurt“. Se cree que su consumo es anterior al comienzo de la agricultura.
Los pueblos nómadas transportaban la leche fresca que obtenían de los animales en sacos generalmente de piel de cabra. El calor  y el contacto de la leche con la piel de cabra propiciaba la multiplicación de las bacterias ácidas fermentaban la leche. La leche se convertía en una masa semisólida y coagulada. Una vez consumido el fermento lácteo contenido en aquellas bolsas, éstas se volvían a llenar de leche fresca que se transformaba nuevamente en leche fermentada gracias a los residuos precedentes.

Debido a su agradable sabor y a la facilidad que ofrecían para su transporte y conservación, estos productos se convirtieron en elemento fundamental para la alimentación local, por lo que no es de extrañar que justo ahí se acuñaran términos como yogurt (de origen árabe) o "leche búlgara". Asimismo, fue a través del consumo habitual que estos pueblos descubrieron virtudes mayores en los fermentos, como ayudar al buen funcionamiento del sistema digestivo y contribuir a la prevención de enfermedades intestinales.

La fama y buenos comentarios sobre los derivados lácteos llegaron a otras regiones del mundo, donde también comenzaron a producirse. Así, el "dahi", originario de la India, era y es considerado alimento de dioses debido a la sensación de bienestar y adecuado funcionamiento intestinal que genera, mientras que múltiples médicos de la Grecia antigua emplearon al yogurt en el tratamiento de problemas estomacales, males del hígado y tuberculosis (enfermedad de las vías respiratorias que se manifiesta con tos persistente, expectoraciones con sangre, pérdida de peso y fiebre), considerándolo un "alimento milagroso". Por su parte, Genghis Khan, el célebre emperador mongol del siglo XIII, alimentaba a su invencible ejército con "kumis", tipo de bebida láctea con ligero contenido alcohólico.

Cabe señalar que aunque el yogurt es el alimento de su tipo más popular en el mundo, existen otros fermentos de leche cuyas características, textura y sabor dependen del proceso de elaboración, ingredientes y hasta el tipo de microorganismos involucrados. Entre las bebidas de este tipo más afamadas encontramos el "mazum" en Armenia, "masslo" en Irán, "giooddon" en Cerdeña (Italia), "filmjolk" en Suecia y "kéfir", del sur de Rusia, que comienza a ser más popular, pues es muy agradable al paladar y auxilia en el tratamiento de anemia (baja de hemoglobina o proteína que ayuda a transportar oxígeno en la sangre debido a mala absorción intestinal de nutrientes como hierro, ácido fólico y vitamina B12) así como en numerosos trastornos intestinales.

El yogurt se convirtió en el alimento básico de los pueblos nómadas por su facilidad de transporte y conservación. Sus saludables virtudes eran ya conocidas en la Antigüedad. Unos siglos más tarde se descubriría su efecto calmante y regulador intestinal. Metchnikoff, que recibió el premio Nóbel en 1908, fue el primer científico en intuir los efectos del yogurt en la flora intestinal. Demostró que el yogurt contenía bacterias capaces de convertir el azúcar de la leche -lactosa- en ácido láctico y que este ácido hacía imposible el desarrollo de bacterias dañinas en el intestino derivadas de la descomposición de los alimentos. También descubrió la enorme cantidad de vitaminas del grupo Bque contiene el yogurt.

Otro paso importante se dio en 1930, cuando el doctor japonés Minoru Shirota descubrió nuevas cepas o grupos de bacterias benéficas para el ser humano que no sólo generaban ácido láctico, sino que al consumirlas en cantidades importantes lograban alojarse en el intestino por tiempo determinado y colaborar directamente con la flora intestinal (microorganismos que se encuentran en todo el sistema digestivo y que ayudan a asimilar alimentos y prevenir infecciones). El mismo especialista inició la comercialización de bebidas con estos microorganismos en 1935, pero la Segunda Guerra Mundial frenó el arranque de su naciente industria y tuvo que esperar hasta el decenio 1950-60 para reiniciar su evolución.

El auge de los fermentos lácteos se ha elevado gradualmente desde los años 60 hasta alcanzar amplia demanda a partir de la última década del siglo XX gracias a innovaciones tecnológicas que mejoraron los procesos de fabricación, pero también debido a la creciente población de individuos preocupados por llevar una dieta saludable y a la competencia entre distintas marcas y laboratorios, los cuales se dedican a perfeccionar el cultivo de diferentes familias de Lactobacillus, como acidophilus, johnsonii, casei, fermentum, crispatus, reuteri, rhamnosus o plantarum.

Aunque la consistencia, sabor y aroma pueden variar de una región a otra, el yogurt se consume en todo el mundo. Es usado en la mayoría de los casos para postres, desayunos o platos de acompañamiento.

El yogur es un producto popular entre los consumidores, que se obtiene de la fermentación de la leche por microorganismos específicos (streptococcus, thermophilus y lactobacillus bulgaricus). Tiene la característica de ser altamente nutritivo sabroso y fácil digestión. Su consumo en la actualidad se ha llevado en aumento por lo que el mercado lo demanda. Las bacterias ácido-lácticas constituyen un vasto conjunto de microorganismos benignos, dotados de propiedades similares, que fabrican ácido láctico como producto final del proceso de fermentación.

Gracias a la elaboración del yogur y otros productos lácteos fermentados, las bacterias ácido-lácticas seguirán representando un filón de explotación como cultivos probióticos. Éstas se complementan con las bacterias presentes en nuestra flora intestinal y contribuyen al buen funcionamiento del aparato digestivo. Ante la creciente demanda de los consumidores, cada día más preocupados por la salud, el mercado internacional de estos productos no cesa de incrementarse.

La acción de estas bacterias desencadena un proceso microbiano por el cual la lactosa (el azúcar de la leche) se transforma en ácido láctico. A medida que el ácido se acumula, la estructura de las proteínas de la 33 leche va modificándose (van cuajando), y lo mismo ocurre con la textura del producto. Existen otras variables, como la temperatura y la composición de la leche, que influyen en las cualidades particulares de los distintos productos resultantes.

Una de las propiedades más destacables del yogur es su capacidad de para regenerar la flora intestinal, la cual se ve muy afectada por una mala alimentación y sobre todo, por infecciones y abuso de medicamentos como los antibióticos.

¿Qué contiene? 

PROPIONIBACTERIUM SCHERMANI 

Las bacterias propiónicas se caracterizan por su capacidad de producir ácido propiónico, y por este
motivo son muy utilizadas en el sector quesero. El Propionibacterium schermani puede producir vitamina B12 y acumular prolina en el medio donde crece.
Esta subespecie se caracteriza además por la capacidad de fermentar la lactosa. Por este motivo se recomienda su administración a los sujetos que presentan intolerancia hacia la lactosa.

STREPTOCOCCUS THERMOPHILUS 

Se reproduce en el aparato gastrointestinal humano, produce ácido láctico y es el responsable de la actividad lactásica. Esta actividad enzimática facilita la digestión de la lactosa contenida en la leche y puede reducir los síntomas de mala absorción asociados a las diarreas agudas debidas a infección. Recientemente se ha propuesto reclasificar el Streptococcus thermophiIus como Streptococcus salivarius subsp. thermophilus en base a su elevada homología de DNA y por la composición similar, en cuanto a ácidos grasos de larga cadena, con el Streptococcus salivarius. Los Streptococcus salivarius han demostrado una capacidad real contra la colonización del estómago por parte del Helicobacter pylori. Se podría aconsejar su utilización como agente probiótico contra el Helicobacter pylori.

BIFIDOBACTERIUM BIFIDUM 

Las bacterias anaerobias pertenecientes al género Bifidobacterium constituyen la flora predominante de los niños alimentados con leche materna. Se piensa que las bifidobacterias ejercen algunos de los efectos preventivos contra la diarrea relacionada con la lactancia.
Además, en animales de laboratorio las bifidobacterias reducen la difusión del virus y obstaculizan la infección por rotavirus.

LACTOBACILLUS BULGARICUS 

Se usaba tradicionalmente para preparar el yogur. Produce ácido láctico en el intestino. Estimula el crecimiento de las bifidobacterias y aumenta las defensas inmunitarias.
El L. bulgaricus, como el L. acidophilus y el B. bifidum, producen un efecto barrera sobre la translocación de E. coli. Muchos tipos de esta bacteria han demostrado capacidad de producir antibióticos. El principio activo aislado y purificado se ha llamado bulgaricana. Posee una actividad a pH ácido pero no tiene a pH neutro o alcalino.
Mantiene su actividad a temperatura ambiente, incluso después de nueve días y es activa contra Gram-positivos y contra Gram-negativos (Bacillus, Streptococcus, Staphylococcus, Sarcina, Pseudomonas, Escherichia y Serratia).

LACTOBACILLUS CASEI 

Es eficaz para equilibrar la microflora intestinal y prevenir los trastornos intestinales. Posee una potente acción antidiarreica.

LACTOBACILLUS PLANTARUM 

Produce distintos tipos de proteínas con actividad bactericida, llamadas bacteriocinas. Son generalmente activas hacia las bacterias Gram-positivas. Su función es la de equilibrar la microflora intestinal.

LACTOBACILLUS ACIDOPHILUS 

El Lactobacillus acidophilus ejerce una acción antagonista sobre el crecimiento de distintos tipos de bacterias, entre las cuales: Staphylococcus aureus, Salmone1/a typliimurinum, Escherichia coli enteropatógenas y Clostridium perfrigens. El responsable de esta interacción antagonista parece ser el peróxido de hidrógeno, producido por los lactobacilos.
Se han encontrado los siguientes efectos positivos: en el tratamiento del estreñimiento, para aliviar la diarrea provocada por la radioterapia y en los casos de deficiencia de enzimas fecales. Además, produce un fortalecimiento del sistema inmunitario y un equilibrio de la microflora intestinal El Lactobacillus acidophilus produce dos bacteriocinas: la lactacina B y la lactacina F. Las dos bacteriocinas poseen una actividad similar. Tienen actividad bactericida, pero no proteolítica, hacia distintas bacterias.

Algunos investigadores han aislado otra sustancia proteica producida por el Lactobacillus, activa contra Gram-positivos y Gram-negativos, algunos de los cuales se han mostrado resistentes hacia muchos de los antibióticos más comunes.

Las sustancias aisladas en cultivos de L. acidophilus con actividad antibiótica de interés terapéutico son la acidofilina, la acidolina y la lactocidina. La primera posee una actividad contra bacterias patógenas (Salmonella, Shigella, Klebsgella, Pseudosmonas y Staphy_Iococcus), la lactocidina ejerce una acción antagonista preferentemente hacia los Gram-negativos.

LACTOCOCCUS LACTIS 

Produce un grupo de antibióticos polipeptídicos llamados nisinas, que constituyen un factor de primaria importancia en lo que concierne a la adaptación de estreptococos lácticos en un ecosistema muy competitivo. Las nisinas y los productores de nisinas se utilizan actualmente en Europa en la industria alimentaria para controlar los procesos de fermentación.

LACTOBACILLUS SPOROGENS 

Es un fermento que tiene una elevada resistencia al calor y a los jugos gástricos, por lo tanto puede superar la barrera gástrica y alcanzar el intestino sin sufrir alteraciones. El ambiente ácido del estómago activa las esporas producidas por L. sporogens; cuando éstas llegan al intestino germinan y proliferan produciendo ácido láctico en forma L (+); este ácido ha demostrado capacidad de inhibir el crecimiento de gérmenes patógenos.

LACTOBACILLUS HELVETICUS 

Pertenece al grupo de los lactobacilos homofermentadores propiamente dichos. Está especialmente concentrado en la leche ácida, en el queso Emmental y en otros quesos de pasta cocida. Es fuertemente ácido-tolerante; en efecto, resiste a altas concentraciones de ácidos (hasta 5% con pH 3,5 y hasta 11% con pH 5,0). Algunas especies de este fermento (p.e.: el LP 27) producen una bacteriocina.

¿Qué es el Kefir? Casi como un yogurt 


Es una bebida cremosa, similar al yogur, es un fermento de origen caucasiano.
Este producto es conocida desde tiempos remotos, en Europa las leches ácidas alcanzaron difusión a partir de los pueblos nómadas asiáticos, así como de los germánicos y nórdicos, grandes consumidores de productos lácteos. Inicialmente el Kéfir se elaboraba fermentando leche de camello; luego se pasó a la leche de yegua, y posteriormente a la leche de cabra y la leche de vaca. Esta materia prima fresca sería la ideal, pero actualmente es casi imposible acceder a ella. Numerosas personas han comprobado en la práctica cómo su kéfir crece sano en leche convencional directamente ordeñada, buscando siempre la mejor calidad posible y evitando con ello contaminaciones.
A partir de su cultivo en leche, en algún momento posterior se empezó a cultivar en agua azucarada.

Las bebidas que se obtienen en los cultivos del Kéfir, tienen según tradición histórica y verificaciones científicas en laboratorios, propiedades muy beneficiosas para los humanos, tanto por los efectos preventivos como curativos.
Hay tres tipos de Kéfir, el de leche, el de agua y el de té. Del primero, el Kéfir de leche, se obtiene una especie de yogurt, del segundo, una bebida parecida a una limonada con gas, y del tercero, una bebida de hierbas. La mayoría de gente conoce más el Kéfir de leche. En realidad, los tres tipos son el mismo Kéfir, con la misma microflora, pero adaptados a medios distintos.

Un efecto característico del Kéfir es que está en constante crecimiento, puesto que son microorganismos vivos. Los nódulos que crean, se parten por gemación y pronto duplicarán su tamaño necesitando más aporte energético y espacio. Es entonces cuando se separa un poco, que se puede ofrecer a otras personas para que se beneficien con él y así con nuestra ayuda y a lo largo de la historia, han logrado colonizar un planeta de tribus y gente alternativa.

El Kéfir, sería como un cultivo, pero tradicionalmente no se compra ni se vende, sino que ha seguido un flujo de mano en mano, como regalo entre conocidos y amigos, en gesto de buena voluntad. No es casual que signifique más o menos eso, un deseo de bendición, etimológicamente en Turco ¨sentirse bien¨.

Kefir no es lo mismo que yogur...

A pesar de que es similar al yogur, la diferencia principal entre el proceso de fermentación del kéfir y del yogur estriba en que el primero fermenta la leche mediante una reacción lacto-alcohólica (la lactosa de la leche se transforma en ácido láctico y se produce anhídrido carbónico y alcohol, este último en una proporción inferior al 1%), mientras que la del yogur es sólo láctica (sólo se transforma la lactosa en ácido láctico).

El Kéfir previene putrefacciones intestinales y contribuye a la depuración del organismo. De este modo, la absorción y asimilación de nutrientes es más completa y se pueden sintetizar componentes necesarios como la vitamina k. Se debe beber diariamente, no altera la digestión y es asimilado con rapidez por la sangre.
El yogur favorece la flora intestinal pero el Kéfir es un auténtico regenerador de la misma, por ello es muy aconsejable el tomarlo después de haber tomado un tratamiento antibiótico, el Kéfir transforma la putrefacción intestinal en fermentación láctica, provee al intestino de abundante ácido láctico, cuya acción convierte en peptonas los residuos de las sustancias albúminas que llegan al colon.

El Kéfir no es un remedio universal y siempre cuando exista enfermedad, siempre se debe acudir al médico.

Propiedades nutritivas 

La fermentación del kéfir permite descomponer la leche en nutrientes más simples haciéndola más digestiva y tolerable por personas que sufren de intolerancia a la lactosa. También aporta microorganismos que regeneran la flora intestinal y compiten eficientemente contra las bacterias patógenas de nuestro intestino.
Esto permite tomar el kéfir sin necesidad de hervir o esterilizar la leche en su elaboración, de forma que permite aprovechar todas las propiedades beneficiosas de la leche cruda. 

Kéfir yogur de pajaritos, Fotografías de Lorena Villegas

Yogurt de pajarito
  • La proporción es aprox. 2 cucharadaas soperas colmadas de pajaritos por unos 350 o 400 cc de leche, para que salga bueno y algo espeso.
  • El ideal es usar leche cruda.
  • El yoghurt colado 24 hrs. después es ligeramente digestivo y el que se cuela pasadas 36 horas es astringente.
  • El colador no debe ser nunca metálico (de plástico directamente).
  • Un truco para no ser "esclavo" de los pajaritos y tener que colarlos todos los días: se pueden mantener en el refrigerador y así colarlos tres o incluso dos veces a la semana. Eso sí, se ralentiza todo el proceso y no crecen tan rápido.

Cómo cultivar "los Pajaritos"

Existe una manera fácil de generar nuestros propios "pajaritos" para tener yogurt, gratis, sano y natural.
En un frasco de vidrio previamente hervido, ponemos un litro de leche entera. Tapamos con un colador de plástico o con una gasa amarrada con un elástico. Después de eso dejamos reposar durante 3 días en un lugar oscuro y seco.
Transcurridos esos tres días, la leche se habrá cortado y si la colamos apareceran unos grumitos parecidos a la coliflor, los enjuagamos bien y ya tenemos listos nuestros"pajaritos", "búlgaros" o "Kefir" como más te guste llamarlos.

Cómo preparo el yogurt utilizando pajaritos

Ingredientes:
  • 3/4 litro de leche entera, 
  • pajaritos,
  • 1 recipiente de vidrio enjuagado con agua hervida.
Preparación:
  • En el recipiente de vidrio colocamos los pajaritos y le añadimos la leche entera y lo dejamos reposar entre 24h y 36h.
  • Colamos el yogurt y lo separamos de los pajaritos. Los enjuagamos con agua templada y continuamos de nuevo con el proceso para generar más yogurt.
Si cuidamos a los pajaritos, éstos van a ir creciendo y nos ayudarán a poder hacer más cantidad de yogurt o una fermentación más rápida.


Hacer yogurt con yogurt
  1. Caliente un litro de leche sin dejar hervir,  pero manteniendo la temperatura próxima a la de ebullición durante cinco minutos. También suelen utilizar leche en polvo.
  2. Retire la leche de la olla en la que la calentó y deje enfriar hasta que tenga una temperatura entre los cuarenta y los cuarenta y cinco grados.
  3. Vacíe la leche en un recipiente de vidrio que tenga tapa y añada dos cucharadas de yogurt natural, agitando bien para incorporar perfectamente. Tape y deje fermentar por unas seis horas aproximadamente sin permitir que la temperatura disminuya de los cuarenta grados. Transcurrido el tiempo notará que la leche ha cuajado por el efecto de los búlgaros, pero si le falta consistencia la puede dejar un poco más de tiempo hasta que alcance la deseada. En lo que se termina el proceso de fermentación se puede avanzar partiendo las frutas que se van a utilizar para hacer el yogurt de sabor, en caso de que así lo desee, como fresas, mango, durazno, piña, manzana, coco y cualquiera que sea su preferida, moliendo parte de ella en la licuadora y dejando algunos pedazos pequeños para añadir al yogurt.
  4. Destape y mezcle con sus frutas favoritas añadiendo leche condensada para ajustar al dulzor que prefiera. Procure mezclar perfectamente para obtener un color homogéneo y distribuir los trocitos de fruta dentro del yogurt.
  5. Refrigere inmediatamente para evitar que continúe el proceso de fermentación. Si lo desea puede refrigerar el yogurt natural así obtenido y agregarle las frutas y el endulzante posteriormente, lo que también le permitirá utilizarlo como fuente de búlgaros para hacer más yogurt durante ese tiempo. Este producto le puede durar hasta una semana en el refrigerador sin descomponerse y es recomendable identificar el producto con la fecha para asegurar su consumo durante ese tiempo.

miércoles, 16 de julio de 2014

Tortillas de harina de trigo (tipo Rapiditas Bimbo)


Ingredientes:
  • 1/2 kg de harina de trigo (sin leudante) 
  • 1/2 (o 125 cc) taza de aceite 
  • 1 taza (o 250 cc)  de agua tibia 
  • 1 cucharadita de sal 
Preparación:

  1. Poner la harina en un bol grande, espolvorear con la sal, hacer un hueco en el centro y añadir el agua y el aceite. Con una mano integrar de a poco los ingredientes hasta formar una masa que no se pegue. (No conviene amasar doblando la masa para que no se endurezca). Dejar descansar 10 minutos tapada.
  2. Poner a calentar una planchuela o sartén.
  3. Para formar las tortillas, tomar bolitas de masa del tamaño de una nuez, aplastar un poco con la mano sobre la mesa enharinada, (queda un medallón grueso), a continuación hay que aplastar los bordes del medallón con los dedos, al tiempo que se lo hace girar entre las manos. Finalmente, estirar con el palote enharinado, dando forma redonda a la tortilla, para dejarla lo más fina posible. Cocinarla en la planchuela o sartén hasta que comience a dorarse, dar vuelta para terminar la cocción. Tienen que quedar blanditas para poder doblarse con facilidad.


Sincronizadas de Jamón y queso
http://lacocinadevero.com/




Turrón de Quaker

En otra oportunidad hemos realizado este postre. Esta vez citaremos la receta que figura en el sitio de Facebook de Quaker

INGREDIENTES:

  • 200 gr de manteca.
  • 1 taza de azúcar (tamaño taza de té).
  • 100 gr de cacao Toddy
  • 6 cucharadas de leche.
  • 2 tazas de Avena Quaker Tradicional (tamaño taza de té).
  • Galletitas de agua saladas Argentitas

PREPARACIÓN:

  • Calentar a fuego lento, hasta disolver, 200 gramos de manteca, 1 taza de azúcar, 100 gramos de cacao Toddy y 6 cucharadas de leche. Remover hasta que esté cremosa. 
  • Luego agregar 2 tazas de Avena Quaker Tradicional. Cocinar de 2 a 3 minutos.
  • Forrar con papel manteca o celofán (con papel film también puede ser) un molde rectangular.
  • Colocar un poco de la preparación cubriendo la base del molde y luego una hilera de galletitas de agua Argentitas, y así sucesivamente.
  • Llevar a la heladera 10 minutos, demoldar y quitar el papel.
  • Finalmente llevar al freezer hasta que el turrón esté duro. 




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viernes, 4 de julio de 2014

Chuchoca y Polenta

La chuchoca es el producto total de la molienda gruesa del maíz tierno (choclo), previamente cocido y secado al sol. Semejante a la sémola en color y textura, común en la cocina de los pueblos andinos de Argentina, Bolivia, Chile y Perú, se diferencia de la polenta en que esta es el producto de la molienda gruesa del maíz secado y descortezado.

Tras la cosecha de choclos se proceden a pelar y cocer en grandes recipientes. Los que no se consumen inmediatamente con mantequilla, pasan al secado al sol, generalmente en techos o superficies altas, para evitar la depredación por animales domésticos. Tras un tiempo el maíz queda seco, con una consistencia dura y quebradiza. Pasa entonces a la faena de desgranado que suele ser una actividad de otoño cuando no hay otros trabajos prioritarios. Viene entonces a la fase del molido el cual antiguamente se hacía molinos de piedra manual, por lo que no quedaba demasiado fino y por lo tanto con una contextura semi sólida en el momento de ser consumido en sopas o principalmente cazuelas de ave o cerdo. Actualmente se muele en modernos molinillos pero se le da una gradación media para que no quede muy molido.

Chuchoca

La Polenta es un alimento, cereal, gacha o puche originario del norte de Italia, muy difundido en Argentina, Austria, Chile, Suiza, Bosnia, Croacia, Perú, Eslovenia, Portugal (principalmente en la isla de Madeira) y Uruguay, también es muy consumido en Córcega, Saboya y Niza al sur de Francia, así como en los estados de Río Grande del Sur, Santa Catarina, Paraná, Espírito Santo y São Paulo al sur del Brasil; siendo también consumida —especialmente en temporadas frescas— en Paraguay, México y Venezuela.
El puls romano

La etimología deriva de la palabra latina puls, una especie de potaje realizado con harina de centeno o con farro -un muy antiguo antecedente del trigo, de la palabra latina far o farris- deriva la palabra farina, es decir harina.

Ya en la antigüedad era muy común su consumo, mientras que los griegos preparaban un potaje semejante a partir de la harina de cebada. En tiempos del Imperio romano ya se conocía con el nombre pullmentum, y luego de allí pullenta; este plato que era uno de los principales alimentos de las legiones romanas.

La evolución de la polenta es aún más extensa en el tiempo y con mayores variaciones; inicialmente se preparaba con hierbas y desde el Imperio romano se hizo más común prepararla con harina de trigo. La flor de la harina de trigo era llamada entonces pullen.

Polenta
Sólo tras 1492, con los viajes de Cristóbal Colón, es que se hace conocer en Europa un ingrediente que sería típico de la actual polenta: el maíz. Sin embargo la difusión y aceptación del maíz entre los europeos fue bastante lenta; en Italia el cultivo de maíz se comenzó a generalizar a mediados del siglo XVII y esto principalmente en la zona Nord (norte) en donde el régimen de lluvias facilitó la siembra de este cereal.

En realidad actualmente se distinguen tres clases de polentas en Italia: la polenta gialla (polenta amarilla) realizada con harina de maíz amarillo; la polenta bianca (polenta blanca) realizada con harina de castaña y las polentas "oscuras" realizadas con alforfón. De estas tres la más difundida es la primera, o sea la polenta de harina de maíz.
Respecto a la polenta gialla, en el norte de Italia se conocen variedades tales como la polenta concia ("curtida", es decir la más sólida, frecuentemente con una corteza debido al tostado ), polenta vuncia (untuosa), polenta e formaggio (queso) gorgonzola, la polenta con hongos porcini o missultin (un pez) e polenta a orillas del lago de Como, polenta taragna, etc.
Del mismo modo su densidad varía según la región: en el Véneto y el Friuli (donde se consume con sanganè) es muy consistente, mientras que en las Marcas y los Abruzos es bastante cremosa. En el Véneto es común la poenta e osei (polenta con pajaritos).

La polenta taragna es una receta típica de la cocina valtellinesa- en las fronteras de la Lombardía con el cantón suizo de los Grisones-; su nombre deriva del tarai un largo bastón usado para removerla dentro de las "pailas" de bronce. Como otras polentas de la región alpestre de Lombardía (lo mismo que la polenta vuncia) se prepara con una mezcla de "trigo sarraceno" o "trigo negro" (alforfón) que le confiere un típico color oscuro. A diferencia de lo que se hace con la polenta vuncia o uncia, en la polenta taragna el queso es añadido durante la cocción.

En Rumania y Moldavia es plato nacional un preparado muy semejante a la polenta de maíz, tal plato se denomina mămăligă y se cocina en recipientes de hierro llamados ceaun.
En el interior de Croacia se conoce un plato muy similar al cual se le da el nombre de žganci; en los países de habla inglesa los potajes hechos con maíz suelen ser llamados hominy, en Sudáfrica comúnmente se llama "mealie pap" a una preparación semejante, en Zambia existe la nshina, en Zimbabue la sadza, en gran parte de África los potajes con maíz son llamados "fufu", en algunas islas del Caribe se conocen preparados de origen africano como el cou-cou de Barbados o el funjie de las Islas Vírgenes. Preparaciones semejantes son bastante comunes en África Oriental y Meridional, conociéndose en swahili con el nombre de ugali.
En las áreas rurales del Cono Sur existe la fariña, harina hecha con mandioca, ya a fines del s XVIII los gauchos -especialmente los de las zonas del noreste- solían llevar cuando viajaban tal fariña y preparar con ella un sencillo potaje muy semejante a la polenta, potaje que llegaba a tener la consistencia del pan y les podía ser sucedáneo en las zonas de campo. En Chile se consume la Chuchoca un preparado similar a la polenta pero con un molido más grueso que le da una consistencia especial cuando está preparada.
En el País Vasco se realiza una papilla dulce hirviendo agua con harina de maíz y añadiendo leche y azúcar, denominada morokil.
En Asturias también está muy extendido su consumo se la conoce como "fariñes" o "farrapes" y puede acompañarse bien de dulces tipo leche, canela , castañas hervidas ... o bien formando un plato más contundente con chorizo frito o panceta. En Andalucía se la conoce por "poleás" o "poleá".

Polenta



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