Todos estos nutrientes están presentes en una forma que pueden ser fácilmente absorbidos y utilizados por el cuerpo. Y a ellos van unidos las siguientes propiedades:
- Reduce el dolor articular y la inflamación, gracias a los sulfatos de condroitina, glucosamina y otros compuestos extraídos del cartílago y colágeno.
- Promueve huesos fuertes y saludables: el calcio, magnesio y otros oligoelementos desempeñan un papel importante en la formación de huesos sanos. Las fibrillas de colágeno proporcionan la celosía para la deposición mineral y son clave para la construcción de huesos fuertes y flexibles.
- Inhibe infecciones causadas por virus de la gripe, resfriado, etc. De hecho estudios recientes realizados sobre el cartílago, que se encuentra en el caldo de huesos de forma abundante, demuestran que refuerza el sistema inmunológico de muchas maneras distintas, es un poderosos normalizador, modificador de ciertas respuestas biológicas, activador de macrófagos, agitador de linfocitos B y liberador del factor estimulante de colonias.
- Combate la inflamación: los aminoácidos como la glicina, prolina, arginina tienen efectos antinflamatorios. A la arginina, por ejemplo, se le han encontrado propiedades benéficas para el tratamiento de la sepsis3 (inflamación del cuerpo). La glicina también tiene efectos calmantes, que lo ayudan a dormir mejor.
- Promueve el crecimiento saludable del cabello y de las uñas, esto gracias a la gelatina en el caldo. Incluso muchas mujeres aseguran que el caldo de huesos les ha ayudado a combatir la celulitis, lo cual parece lógico teniendo en cuenta que su aparición se debe en parte a la pérdida de elasticidad del tejido conectivo, siendo el caldo de huesos una fuente concentrada de nutrientes regeneradores.
El aporte de minerales, más que de los huesos proviene de los vegetales con los que hagamos el caldo y no es una de las principales virtudes de este preparado.
Ingredientes
- Huesos de 1 pollo incluidas las garras, cuello, etc. (en el caso de las garras, si se puede usar 4 o 5)
- 1 o 2 zanahorias
- 3 o 4 pencas de apio
- 1 cebolla pelada
- 3 o 4 cms. de raíz de jengibre
- 2 cdas. de vinagre orgánico
- 3 o 4 lts. de agua
- Colocar los huesos, el agua y el vinagre en una cacerola.
- Dejar macerando 1 hora (este paso es importante para que los nutrientes de los huesos se desprendan durante la cocción).
- Transcurrida la maceración, agregar las verduras cortadas en trozos grandes.
- Llevar a fuego fuerte hasta que hierva.
- Bajar el fuego y cocinar tapado a fuego mínimo, unas 12 a 24 hs. Debe mantenerse una burbuja suave de hervor.
- Faltando una hora para apagar el fuego, podemos agregar algunas hiervas o especias como laurel, romero, tomillo, salvia, cúrcuma, pimienta, etc.
- Apagar el fuego, dejar entibiar y colar.
- Usar o guardar en frascos de vidrio. Si tiene mucha grasa se compactará con el frío en la parte superior. Se puede retirar con una cuchara y listo. Ya tenemos nuestro caldo de huesos, para tomar directamente o usar en otras recetas.
- Se pueden poner los huesos en una olla de presión, deben llenar la olla hasta la mitad o un poco mas, esto reducirá el tiempo de elaboración considerablemente. Es muy importante que los huesos están completamente cubiertos de agua. Dejar el caldo en fuego bajo durante dos horas. Después de dos horas abre la tapa y echa más agua (hasta llegar al nivel de agua anterior). Tapar de nuevo y poner en el fuego para dos horas más.
¿Cómo lo uso?
Como la imaginación mande.
Una forma, pensando en sus características medicinales, es tomar una taza por día, como inicio de un almuerzo o cena. Se le puede agregar miso, de forma tal de adicionar “bacterias benéficas”.
También lo podemos usar como líquido base de otras sopas o guisos, para salsas y para hervir cereales (potencia mucho el sabor final del plato).
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