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miércoles, 31 de octubre de 2018

Empedrado, o duelos y quebrantos


Este plato ha traído a mal traer a los estudiosos de Cervantes, pues la Real Academia en su Diccionario de Autoridades (1732) y en el Usual (1780 hasta 1803) dice que es una tortilla de huevos y sesos. Rodríguez Marín* , que estudió este plato, dejó muy claro que no tenía nada que ver con una tortilla.

En el Diccionario de Franciosini (Roma, 1620) se nos aclara tan polémico plato y dice: «Comer duelos, y quebrantos:[ è vn modo di dire straordinario, e vale mangiar della carne secca con dell’huoua, che in Fiorenza diremmo mangiar delle frittate rognose».

Este alimento también recibía el nombre de la merced de Dios, pues no debía de faltar en ninguna casa, incluso en la de los más pobres se podía hacer este avío. Lo tenemos documentado en diccionario de Covarrubias: «Huevos y torreznos, la merced de Dios».
Está muy claro en el Guitón Onofre:
… aderezó su comida con un poco de tocino y huevos, que entre religiosos llaman la merced de Dios. Comió y fuésele pasando la cólera; que los duelos con pan son buenos. De esta suerte pasé aquel día. (González, G. El Guitón Onofre. La Rioja: Consejería de Cultura del Gobierno de La Rioja, 1995; p. 177)
Y por si no queda claro lo avala —como apunta Rodríguez Marín— la Mojiganga del pésame de la viuda atribuida a Calderón (1670):
Vnos hueuos y torreznos; / ¡ay!, que para una cuitada / triste, mísera viuda, / hueuos y torreznos bastan, / que son duelos y quebrantos ...
También aparece este plato en el célebre pasaje del Quijote:
Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lantejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda (Quijote, Rico, 36)
Y como empedrado también, más adelante:
Hallaron al paje cribando un poco de cebada para su cabalgadura y a Sanchica cortando un torrezno para empedrarle con güevos y dar de comer al paje, cuya presencia y buen adorno contentó mucho a los dos. (Quijote, Rico, 1040)

(*) Francisco Rodríguez Marín, «El yantar de Alonso Quijano El Bueno». En Estudios Cervantinos... Homenaje a... Cervantes....Texto de F. Rodríguez Marín, Madrid, 2003; 34 p.


Modo de hacerlos:

  1. Ponemos unos trozos de tocino de cerdo entreverado en una sartén untada de aceite, le damos unas vueltas, y añadimos unos trozos de chorizo. 
  2. A continuación batimos unos huevos que echamos por encima del sofrito, y le damos unas vueltas mientras se cuajan.

Se puede sustituir el chorizo por una sesada de carnero cocida y cortada en pequeños trocitos, antes de añadirle los huevos.

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