La salsa picante "Sriracha" (en tailandés ศรีราชา), también llamada syracha, triunfa como salsa picante (con 2.000 puntos en la escala de picante de Scoville) en los especieros y recetas fusión de medio mundo. Se hace básicamente con chile maduro, vinagre, ajo, azúcar y sal.
Procede del sureste de Asia, Indochina, es muy popular sobre todo en Tailandia. Su nombre proviene de la ciudad ubicada en la playa Si Racha, donde inicialmente fue creada casi como un producto local.
Sin embargo, a nivel global, fue muy aceptada y conocida cuando apareció en las cocinas norteamericanas, donde también se conoce como salsa del gallo (rooster sauce), por haber nacido, Tran, en el año del Gallo en el calendario vietnamita, hace unas tres décadas alcanzando rápidamente gran fama en Estados Unidos de Norteamérica, U.S.A..
Allí fue donde un inmigrante refugiado tailandés, David Tean, en Los Ángeles, comenzó a hacerla y venderla en su propia casa en 1980, poco a poco fue conociéndose y adaptada por foodies, cocinicas, amas de casa gourmets y sobre todo por chef gastromediatico que enseguida la popularizaron en toda la nación.
De ahí su expansión fue geométrica saltando al resto del mundo gracias a la velocidad de internet, redes sociales y transportes.
Con un sabor dulce, sabroso y picante, a la vez, y con un peculiar y agradable aroma.
No es demasiado fuerte de picante. De frecuente empleo como aditamento del tradicional plato "phở", generalmente también con la salsa hoisin.
Nunca se utiliza en los fideos o las sopas en Tailandia; pero es muy usual como salsa para mojar con los mariscos, moluscos y vegetales. También se emplea como reforzante o condimento picante, en muchos platos del Extremo Oriente, servidos en los restaurantes asiáticos
La salsa siracha o sriracha es deliciosa pero su historia, la que hay detrás, cuenta con caracteres casi épicos con un relato de aventuras, tradiciones, desastres, dura inmigración y al final de absoluta fortuna, muy cinematográfico, propio de Hollywood.
La historia leyenda, sin datos fehacientes, dice que hace unos 80 años, la señora Thanom Chakkapak, que vivía en el distrito costero de Si Racha (Tailandia), ideo y cocinó por primera vez esta salsa casera picante para un ágape de una celebración de su gran familia. Tanto familiares como invitados quedaron tan entusiasmados que la pidieron para llevarse a sus casas y la animaron a probar fortuna comercializando el producto.
Sin embargo, como dijimos, su gran promotor fue el citado inmigrante tailandés llamado David Tran, que, tras la guerra de Vietnam, en el carguero Huy Fong llegó a los Estados Unidos, huyendo del comunismo.
El dato del nombre del barco no es baladí ya que Tran acabó poniendo como marca del próspero negocio, que inició cerca del Chinatown de Los Ángeles, como "Huy Fong Foods". Como agradecimiento al barco que le trajo a la libertad de los Estados Unidos, un país que lo acogió como refugiado y le dio seguridad, tranquilidad y fortuna y al que siempre se mostró muy agradecido.
En el sudeste asiático, Tailandia y Vietnam, la emplean en recetas de pescados, mariscos, carnes, sopas, arroces y fideos. En cambio, en el mundo occidental, en especial en U.S.A. la incluyen en sus comidas habituales, barbacoas, pizzas, sándwiches, hamburguesas o tortillas tex Mex, entre otros como un aditamento más, como las salsas, Tabasco, Whorcester, ketchup, barbacoa o yellow mustard.
Como hemos dicho en la escala Scobille, que mide la intensidad del picor (cantidad de capsaicina) en un alimento, alcanza los 2.000 por lo que nos tranquiliza saber que la mencionada salsa se sitúa un poco por debajo en intensidad que los pimientos de Padrón o la popular salsa Tabasco, parece que su picor es asumible.
Se puede encontrar y adquerir en muchos supermercados y tiendas gourmets, españolas, sobre todo los especializados en comidas foodies y de fusión, con una buena representación de salsas y condimentos picantes.
Cómo cocinar está salsa.
Ingredientes:
(para una cantidad de 250- 275 ml).
- 10 guindillas rojas (quitando el tallo verde)
- Vinagre de arroz
- Azúcar
- Sal
- 250 ml de tomate frito
- Agua
Preparado
- En primer lugar, colocamos en un envase pequeño las diez guindillas, dos cucharadas de vinagre de arroz, una cucharada pequeña de azúcar y media cucharada pequeña de sal.
- Dejamos la mezcla en reposo durante una noche en el interior del frigorífico.
- Al día siguiente, extraemos las guindillas y el líquido del envase, y las trituramos con el tomate frito.
- Vertemos la mezcla en una olla y la cocinamos a fuego lento, removiendo cada cierto tiempo.
- Agregamos de nuevo dos cucharadas de agua, otras dos de azúcar, media cucharadita de sal y una de vinagre de arroz.
- Lo dejamos cocinando durante unos 30 minutos, como mínimo.
- Cuando esté hecha, la retiramos del fuego, dejamos que se enfríe y la colocamos en una botella de cristal tapada.
- Antes de su consumo, debe reposar algunas horas. Además, hemos de mantenerla refrigerada y suele aguantar unos diez días, convirtiéndose así en un imprescindible de vuestras comidas.
Martín Holownia Cocinero Profesional