El tuétano es la médula ósea que proviene del interior de los huesos de los animales. Su consistencia es gelatinosa y su función principal es ayudar a la formación y el desarrollo de células óseas, por lo que contiene una alta cantidad de vitaminas, minerales y ácidos grasos que son benéficos para la salud.
El tuétano tiene un sabor parecido a nuez cremosa, intenso, con un toque de dulzor, ligeramente mineral, y por supuesto, extremadamente rico. A pesar de que se usa mucho en cocina, hay gente que aún le da un tratamiento pecaminoso, pero es un plato cada vez más demandado debido a que es una excelente combinación de sabor y textura con una gran variedad de alimentos.
El sabor es increíble, ya sea solo con un poco de sal marina o como parte de un guiso. Es un alimento altamente dotado de vitaminas y minerales, y tan delicioso que valdría la pena comerlo incluso si no fuese tan rico en nutrientes.
Si nunca lo has probado, definitivamente te estás perdiendo un alimento nutritivo, delicioso, sorprendentemente barato y excesivamente simple de hacer. Si piensas que no te va a gustar, el truco está en no pensar qué estas comiendo, y simplemente probarlo, te sorprenderás.
Su valor nutritivo variará dependiendo del animal, pero por lo general, el tuétano de ternera (que tiene menos colesterol que su propia carne, al tratarse de médula) contiene en 100 gramos: 780 calorías, 84 gramos de grasa (la mayoría monoinsaturadas) y 7 gramos de proteínas. No contiene ni carbohidratos ni fibra.
En cuanto a vitaminas y minerales, por 100 gramos tendremos: 4,5 mg. de hierro, 72 mcg. de vitamina A, 107 mg. de fósforo, y pequeñas cantidades de tiamina y niacina, vitaminas E, D y K, magnesio, calcio y zinc.
Por otro lado, el tuétano contiene ácidos grasos esenciales como los ácidos docosahexaenoicos (DHA), y el ácido eicosapentaenoico (EPA). Estos ayudan a tres aspectos críticos para el desarrollo del cerebro y la salud cognitiva, y además puede ayudar a prevenir la demencia, problemas de visión, depresión, y algunas formas de cáncer. Los ácidos EPA y DHA pueden jugar también un importante papel ayudando a prevenir la probabilidad de sufrir enfermedades cardiovasculares.
Además, el tuétano no es simplemente una parte estática dentro de los huesos, cumplen muchas funciones. Está hecho de osteoblastos (que forman células óseas a base de minerales), adipocitos (células grasas), fibroblastos (que forman un tejido conector) y osteoclastos (que son los responsables de la reabsorción de los huesos). Si el tuétano está relacionado con la formación y reabsorción de tejido conector, probablemente habrá una selección de componentes que hacen que su consumo sea claramente ventajoso.
¿Cómo cocinar el tuétano?
Antes de nada, hay que remojar el tuétano en un bol de agua durante un par de horas, cosa que hará que drene toda la sangre. Después, le añadimos unas pizcas de sal, ajo picado y perejil, y listo para cocinar.
La forma más simple para preparar el tuétano de hueso es asarlo al horno a 175 grados durante 15 minutos, o en una cazuela u olla a presión en un guiso de carne. En esta última, si lo cocinamos junto a la carne del hueso, la grasa tenderá a escaparse debido al mayor calor necesario para la carne. Para que esto no ocurra podemos cocerlos sin carne añadiéndolos después, enharinarlos, envolverlos en redecillas o cuerdas, o simplemente cocinarlos a fuego muy lento durante mucho tiempo.
Cuando el tuétano empiece a hervir un poco, estará listo para comer. Los huesos más gruesos necesitarán un poco más de tiempo en el horno, o también se pueden comer un poco crudos (con tonos rosados en vez de blanquecinos).
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